tiene que enseñar a un niño a aprender. En rigor, nadie tiene que enseñar nada a un niño. Los
niños son intrínsecamente inquisitivos, aprendices hábiles que aprenden a caminar, hablar y
apañárselas por su cuenta. Las organizaciones inteligentes son posibles porque aprender no
sólo forma parte de nuestra naturaleza sino que amamos aprender”. SENGE, P. (1992:2)
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